EL QUE BAILA PASA

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por Joel Poblete

Con la pandemia de por medio el tiempo pasó muy rápido y sin darnos cuenta cómo en octubre se cumplirán ya cinco años del inicio del llamado estallido social chileno. Un complejo momento histórico por donde se lo mire, en torno al cual en vez de ayudar a mirar las cosas en perspectiva como sucede con otros procesos sociales y políticos, la distancia cronológica no ha aportado demasiado para llegar a un consenso en torno a sus alcances y hoy parece haber cada vez más divergencias: criticado, cuestionado y vilipendiado por políticos y mucha gente en redes sociales, analizado e interpretado por sociólogos y filósofos, valorado y reivindicado por quienes critican el actual estado de las cosas, sin dudas seguirá provocando divisiones y diferencias por mucho tiempo y, a la vez, inspirando nuevas revisiones y opiniones. La más reciente es «El que baila pasa», un nuevo documental que tras participar en diversos festivales dentro y fuera de Chile y ser reconocido como mejor película nacional en las competencias de importantes certámenes locales como FicValdivia y FicViña, llegó a la cartelera en salas desde Arica a Punta Arenas, estrenado y distribuido por el programa Miradoc.

A partir del 2019 en adelante se han realizado distintas producciones audiovisuales que reflejan de una u otra manera el estallido, desde cortometrajes que han sido parte del circuito de festivales hasta largometrajes documentales de los últimos dos años que han tenido menor o mayor difusión -como «La revuelta», de Renato Dennis, o «Mi país imaginario», de Patricio Guzmán-, pero siendo un acontecimiento tan lleno de diferentes aspectos y aristas, es difícil abordarlo de una manera amplia sin quedarse con sólo un elemento o punto de vista. Por eso, es bastante meritoria e interesante la propuesta de esta nueva película, ya que en ella en vez de recurrir a un formato más convencional compuesto por testimonios e imágenes de archivo, el director Carlos Araya Díaz utiliza una gran variedad de videos que se viralizaron en redes sociales a lo largo de esos intensos meses de fines del 2019, conformando un verdadero mosaico o collage que abarca diversas aristas de lo que fue el estallido, donde se hacen presentes lo arriesgado, peligroso y violento, pero también lo épico, lo intenso, lo ridículo o patético, lo emotivo y los momentos de humor.

A través de un laborioso montaje a cargo del propio realizador, se despliegan estos videos a lo largo de los 70 minutos de película y, como la mayoría de estas imágenes fueron registradas con teléfonos móviles, el formato de la película es vertical, no horizontal, al igual que sucedía en otro reciente estreno de Miradoc que comentamos aquí mismo el mes pasado, «Malqueridas». Pero además el director y su coguionista y productora, la también realizadora María Paz González («Lina de Lima»), le dan una estructura narrativa al largometraje a partir de una singular idea: los subtítulos nos van mostrando textos que corresponden a lo que va comentando una suerte de «narrador», que podría ser un extraterrestre, un ser de otra dimensión o directamente el fantasma de alguien ya fallecido, como afirma en sus primeras frases al comienzo de la película, cuando cuenta que «Llevaba muerto varios años y lo estaba pasando bien en el más allá», pero cuando se entera de que en Chile estaban sucediendo cosas sintió ganas de regresar, para lo cual necesita ir encontrando cuerpos desde los que pueda observar lo que está ocurriendo en el país. Y para comenzar, elige a un somnoliento conserje de un edificio.

Con un tono juguetón y lúdico y mucho sentido del humor, «El que baila pasa» transita así desde los agitados y tensos registros callejeros de la ciudadanía a las bromas virales surgidos de lo que estaba pasando, las imágenes de archivo de las autoridades y políticos y también grabaciones privadas de los diversos sectores involucrados, que terminaron haciéndose masivas dentro y fuera de nuestras fronteras. Van desfilando la confusión de los primeros días, la ilusión y el temor, la polarización y las situaciones absurdas, e incluso la esperanza y las dudas en el fallido proceso constitucional.

Justamente en los días previos al estallido social, en octubre de 2019 Carlos Araya Diaz estrenaba en el FicValdivia su anterior película, el documental «El viaje espacial», que al igual que los largometrajes del colectivo MAFI en los que había sido parte del equipo realizador -«Propaganda» y «Dios»- estaba compuesto por planos fijos, en este caso de paraderos de transporte a lo largo de Chile, una atractiva y novedosa forma de retratar al país y sus divisiones y diferencias sociales y geográficas. «El que baila pasa» también funciona como un reflejo de este país y su gente, de las paradojas y contrastes de su sociedad, y si bien el resultado probablemente no será para todos los gustos y la idea que le da un perfil argumental al conjunto de imágenes no convencerá a todos los espectadores (ya que se puede agotar muy pronto o volverse reiterativa), por ese motivo y fundamentalmente por estar abordando un hecho y un momento reciente que sigue siendo cuestionado y criticado, el film dividirá opiniones tal como el estallido mismo. Quién sabe si esta será la película definitiva sobre lo que pasó en Chile hace cinco años, pero al menos por ahora es la que mejor ha conseguido resumir o expresar todo lo que involucraron esas semanas y meses cuyos ecos y repercusiones continúan más vigentes de lo que muchos quisieran aceptar o reconocer.

FICHA TÉCNICA

  • Título original: «El que baila pasa»
  • Director: Carlos Araya Díaz
  • Género: Documental
  • Duración: 70 minutos
  • Guion: Carlos Araya Díaz, María Paz González
  • Producción: Carlos Araya Díaz, María Paz González
  • Música: José Manuel Gatica