DUELE : UN INTERESANTE LARGOMETRAJE UNIVERSITARIO

por Joel Poblete

Protagonizada por Nicolás Rojas Rodríguez, esta ópera prima del joven realizador Cote Ramírez es una nueva película chilena que se estará exhibiendo en salas independientes.

Introvertido y hasta tímido, Sergio es un joven vestuarista que se mueve entre dos ambientes muy distintos, alternando entre su hogar en una humilde zona de la periferia santiaguina donde hace lo que puede para cuidar a su madre que padece una enfermedad que la obliga a estar casi todo el tiempo en cama, y trabajando en el departamento de vestuario del estudio donde se graba una telenovela protagonizada por Carmen, una atractiva y reconocida actriz a quien «todo Chile la encuentra muy guapa y elegante», como le dirá él en algún momento.

Por casualidad, más allá de sus diferencias generacionales y distintas situaciones de vida, entre él y ella surgirá la posibilidad de experimentar en juegos sadomasoquistas, lo que puede ser excitante y novedoso para el protagonista y al mismo tiempo podría significar un ingreso económico extra con el cual ayudar a costear el tratamiento médico de su madre, pero también puede generar tensiones en su vida privada y profesional.

Este es el centro del argumento de una nueva película chilena, «Duele», ópera prima del joven realizador Cote Ramírez, estrenada mundialmente a fines del año pasado en el Festival de La Habana y que tendrá funciones en salas independientes como la Cineteca Nacional, el CCC y la Sala de Cine de Ñuñoa en Santiago, además de otras fuera de la capital, como la Sala Insomnia de Valparaíso y -1 de Puerto Varas.

UN NUEVO LARGOMETRAJE UNIVERSITARIO

Este es el más reciente estreno comercial de un largometraje de la carrera de Cine de la Universidad del Desarrollo (UDD), de la cual a lo largo de los últimos 14 años han surgido títulos como La chupilca del diablo, Volantín cortao, La madre del cordero, 7 semanas, Las mujeres de mi casa y el documental Nidal, entre otros, algunos de ellos premiados internacionalmente o con destacada participación en festivales. Aprovecho de aclarar que soy parte del cuerpo docente de la carrera en esa universidad, pero no me tocó hacerle clases a ninguno de los integrantes del equipo técnico y artístico de este estreno, por lo que no tengo problema en opinar con la necesaria independencia.

La exploración en la línea que separa el dolor del placer, las relaciones familiares que están condicionadas por factores socioeconómicos, los roles que la sociedad o la propia familia espera de cada persona, o el desgaste que puede tener el cuerpo con el paso del tiempo (tanto en el caso de Carmen como de la madre de Sergio) son algunos de los temas que plantea esta historia, en la que el protagonista nunca parece estar totalmente cómodo, entre los requerimientos sexuales de la actriz y las recriminaciones de una madre que lo quiere y se preocupa por él, pero que no se muestra lo suficientemente comprensiva con la ocupación del hijo, que para ella es sólo «el trabajito de los vestidos», por lo que le indica que debería «conseguirse un trabajo de verdad».

POTENCIAL EN DESARROLLO

Ya por abordar estas temáticas hay un mérito en la propuesta, sobre todo considerando los argumentos que habitualmente toca el cine chileno, pero las ideas parecen quedarse sólo en el planteamiento y el resultado general deja la impresión de que nunca se alcanza a desarrollar del todo su potencial, tanto por la breve duración del largometraje (poco más de una hora) como porque a la puesta en escena le falta más fuerza y definición en algunos momentos, y todo termina justo cuando parecía que se venían giros más interesantes en la trama.

Las actitudes de los dos personajes femeninos principales son muy particulares y no siempre se comprenden por completo, pero afortunadamente hay buenas interpretaciones del elenco (con Nicolás Rojas Rodríguez sugiriendo muy bien tanto lo tenso, nervioso e incómodo de Sergio en muchos momentos como también los instantes en que se nota que desea poder tomar por completo las riendas de su vida) y eso ayuda a que «Duele» de todas maneras tenga su atractivo.

Si se considera que es un proyecto surgido de estudiantes universitarios que dan sus primeros pasos en el largometraje, hay evidentes logros, por ejemplo en el tono y atmósfera que desarrolla, cuyo ambiente de encierro tiene algo de claustrofóbico que concuerda muy bien con la situación que está viviendo su protagonista.