ESE CRIMEN ES MÍO
por Joel Poblete
- Adaptando una farsa teatral de 1934, el cineasta francés François Ozon está de regreso con una entretenida y dinámica comedia que mezcla el retrato social, un proceso policial y judicial y divertidos apuntes sobre el feminismo, y donde destaca especialmente su atractivo y afiatado elenco.
Pocos directores del actual cine francés han demostrado ser tan eclécticos y prolíficos como François Ozon, con una carrera que abarca más de tres décadas, primero con sus cortometrajes en los años ’90 y luego en particular con la veintena de largometrajes que ha ido entregando a lo largo del último cuarto de siglo. Desde dramas y melodramas, adaptaciones teatrales y literarias e incluso reversiones de alguna película hasta comedias ligeras o un muy particular musical, el realizador ha abordado intensas historias de amor y desamor, conflictos existenciales, juguetones retratos de época, intrigantes thrillers e incluso denuncias de temas complejos, como en la potente y conmovedora «Por la gracia de Dios», inspirada en hechos reales. Los lazos que unen o separan a las personas, tanto a nivel de pareja como al interior de las familias, suelen ser parte de sus tramas, en las que también a menudo están presentes la sensualidad y el erotismo.
Reconocidamente influenciado por autores como Fassbinder o Demy, el cine de Ozon es habitualmente seleccionado en las competencias de los principales festivales del mundo, como Cannes, Berlín, Venecia y San Sebastián. Y en Chile, desde que a principios de la década del 2000 debutara en el circuito de cine arte su tercer largometraje, «Gotas que caen sobre rocas calientes», hemos podido conocer gran parte de su filmografía, ya sea en festivales de cine como a través de la docena de títulos suyos que han llegado a estrenarse comercialmente, permitiéndonos apreciar una trayectoria irregular -algunos trabajos son notables y sólidos, como «Bajo la arena», «5×2», «En la casa», «Frantz» y «Por la gracia de Dios», mientras otros se sienten menos convincentes o logrados- pero de todos modos consistente y siempre estimulante y atractiva.
RETORNO AL HUMOR
Luego de «Por la gracia de Dios», los últimos tres filmes de Ozon no habían llegado a la cartelera local, y sólo «Verano del 85» al menos se había podido ver en AMOR Festival en 2021 y nuevamente a comienzos de 2022. Pero ahora lo tenemos de regreso, porque se está exhibiendo en algunos cines chilenos su más reciente estreno, «Ese crimen es mío», que si bien no califica como uno de sus mejores largometrajes y puede ser considerado un trabajo menor en su carrera, de todos modos funciona muy bien como divertimento y hace pasar un buen rato al público, ya que se mueve nuevamente en los territorios de la comedia más clásica y directa, lo que le da un encanto muy especial, y además la emparenta con las otras dos incursiones más indiscutiblemente cómicas del cineasta, «8 mujeres» (2002) y «Mujeres al poder» («Potiche», 2010).
De hecho, al igual que en esas dos cintas, y como también ocurría en «Gotas que caen sobre rocas calientes», por cuarta vez Ozon adapta al cine una obra teatral, en este caso el vaudeville galo «Mon crime» («mi crimen»), escrito por Georges Berr y Louis Veneuil y estrenado en 1934, en el que dos amigas y compañeras de departamento intentan subsistir en el París de los años ’30, tanto en lo que implica abrirse camino en sus respectivas disciplinas (una es actriz y la otra abogada) como en factores domésticos como poder pagar el arriendo mensual; hasta que una enorme casualidad les da la oportunidad de mejorar sus condiciones de vida, a partir del asesinato de un poderoso empresario teatral, iniciando un dinámico despliegue de giros argumentales, situaciones cómicas y vueltas de tuerca, en el que a diferencia de lo que se podría suponer, en vez de demostrar su inocencia, más de alguien intenta atribuirse la culpabilidad en el crimen.
JUGANDO CON LOS GÉNEROS
«Ese crimen es mío» no esconde sus orígenes teatrales, y por el contrario en ello reside buena parte de su encanto, ya que sus mordaces diálogos, la variedad y multiplicidad de personajes y situaciones disparatadas o exageradas remiten a lo escénico, pero al mismo tiempo Ozon y su equipo le dan un evidente sello cinematográfico, especialmente en el manejo del ritmo y el montaje. Ágil y vertiginosa, la película le permite además al realizador jugar con los paralelos, diferencias o contrastes que se pueden establecer entre lo real y lo ficticio o representado, algo que remite al teatro pero también al cine, en especial cuando aparece en la trama Odette Chaumette, la acelerada y excéntrica diva del cine mudo a la que interpreta una genial Isabelle Huppert, en su reencuentro con el realizador dos décadas después de «8 mujeres». La reconocida actriz es parte de un atractivo y afiatado elenco que parece estarlo pasando muy bien en medio de esta contagiosa y desbordada farsa, y que incluye tanto a otros actores que ya han aparecido en la filmografía «ozoniana», como los veteranos Fabrice Luchini y André Dussollier o el joven protagonista de «Verano del 85» Félix Lefebvre (acá en un rol más secundario), hasta las veinteañeras Nadia Tereszkiewicz y Rebecca Marder en los dos personajes principales. Incluso, en uno de sus habituales toques o guiños cinéfilos, Ozon aprovecha de homenajear y recordar a otra de sus actrices en «8 mujeres», la emblemática Danielle Darrieux, fallecida a los 100 años en 2017 y quien acá aparece a través del afiche de su película «Mauvaise Graine», precisamente de 1934 y en la que debutó como director el legendario Billy Wilder.
Mezclando la farsa con el retrato social y una investigación policial que desemboca en proceso judicial en medio de pintorescos episodios cotidianos o sentimentales, Ozon juega con los distintos géneros fílmicos, y al mismo tiempo con las diferencias de géneros en la sociedad del pasado, ya que si bien la acción transcurre en el período de entreguerras, es evidente que sus apuntes sobre lo femenino y lo feminista son abordados desde una óptica más actual o contemporánea. Como ya le ocurría en «Mujeres al poder» la sátira hace que varios de los personajes estén al borde de la caricatura o puedan ser considerados estereotipos, o que no se profundice más allá de la superficie, pero eso no impide apreciar los aciertos del film, que además de los ya mencionados incluye una buena ambientación de época en lo que respecta a dirección de arte y vestuario, y una deliciosa y muy adecuada banda sonora de Philippe Rombi, compositor que ha estado en gran parte de la filmografía de Ozon desde su segundo largometraje («Los amantes criminales», de 1999), pero quien no trabajaba en una película suya desde «El amante doble», de 2017. ¡Un bienvenido reencuentro musical! Si no nos ponemos demasiado exigentes y nos dejamos llevar, con «Ese crimen es mío» habrá entretención asegurada.
FICHA TÉCNICA
- Título original: «Mon crime»
- Director: François Ozon
- País: Francia
- Año: 2023
- Género: Comedia, crimen
- Duración: 102 minutos
- Guion: François Ozon, Philippe Piazzo
- Con: Nadia Tereszkiewicz, Rebecca Marder, Isabelle Huppert, Fabrice Luchini, Dany Boon, André Dussollier, Édouard Sulpice, Régis Laspalès, Olivier Broche, Félix Lefebvre
- Música: Philippe Rombi
- Producción: Eric Altmayer, Nicolas Altmayer
- Fecha de estreno: 28 de marzo
- Distribuidora/Plataforma: Cinetopia